gracias a la vida.
Solo llevamos 9 meses en la aldea (Las Eras, 20 hab.) Cuando tomamos la decisión cerramos también (con lágrimas) nuestra huerta en Alboria, con el firme propósito de conseguir un trocito aquí. Mientras, hemos utilizado la calle como aliviadero de nuestra conexión con la Madre Tierra, y en ella sembramos enredaderas de calabazas en verano, lechugas, cogollos, rúcala, espinacas, tirabeques, borraja y aromáticas en maceto-huertos protegidos del frio en invierno, y todo siempre acompañado de muchas flores que atrajeran insectos y pájaros. Toda esta alegría, en un trocito de calle, ha tenido un doble efecto; para las pocas personas que habitan en la aldea a diario, el recibir a dos nuevos vecinos es una alegría, y al observar como hemos mimado y transformado nuestro pequeño entorno más; pero a la vez nos ha servido para poder comenzar a establecer ese vínculo necesario con nuestros vecin@s, y este vínculo es el que nos a traído este trocito tan deseado. El viernes anterior, y ant