Llega la primavera, ya se siente. Las primeras abejas, los primeros brotes, el incansable canto de los pájaros que vienen a visitarnos.
 La lluvia pausada y prolongada ha estado impregnándolo todo de nueva vida, ahora solo queda esperar. No hay nada igual, ni comparable, la pena es que ya nadie se percata de ello, porque si no las cosas no serian igual. La prisa y el ego lo absorbe todo incluso algo tan hermoso. Pero a mi me llena de placida ansiedad, la que siento cuando regreso cada fin de semana para ver si definitivamente aquellas semillas que sembré han brotado ya.

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