Jorge Riechmann: Mucho con demasiado


(Artículo de Jorge Riechmann en el que trata de dar algunas orientaciones ante la repetida pregunta que nos hacen las personas que están firmando el manifiesto: Y ahora… ¿qué podemos hacer?)
Jorge Riechmann (Foto: M. Beltrán)
Jorge Riechmann (Foto: M. Beltrán)
El pasado 7 de julio se publicó el manifiesto ÚLTIMA LLAMADA, en cuya redacción tuve el gusto de participar. La difusión del llamamiento ha sido amplia (como quedará claro a cualquiera que curiosee un rato por su blog), las reacciones numerosas, y cabe considerar esta iniciativa como el comienzo de una serie de ondas de expansión que ojalá lleguen lejos. Pues la situación, en efecto, es crítica.

“Lo que se nos viene encima es mucho con demasiado”, decía en 2010 muy expresivamente un ciudadano cubano ante la perspectiva de cambios económicos sustantivos en la isla caribeña. Pues bien, lo que en plano mundial se nos viene encima sí que es mucho con demasiado. Peak oil (cenit del petróleo) y con ello fin de la era de la energía barata, escaseces crecientes de otros materiales abióticos y bióticos, calentamiento climático, hecatombe de diversidad biológica, gobierno de la economía por un sistema financiero desregulado de forma culpable por los gobiernos y atizado por una codicia demente, tensiones geopolíticas crecientes, posibilidad de colapso de las sociedades industriales… Mucho con demasiado.
Y, frente a ello, sociedades —en buena parte del planeta— desarticuladas por las ofensivas de las clases dominantes durante tres decenios largos de hegemonía neoliberal, y mal-educadas en los contravalores del productivismo/ consumismo. Mucho con demasiado, en efecto. Por todo ello, no resulta en absoluto exagerado hablar —como lo hace el manifiesto— de una crisis de civilización.
Las redactoras y redactores del manifiesto hemos recibido numerosos comentarios del tenor del siguiente: “Totalmente de acuerdo con el análisis, pero lo más importante que comenta el manifiesto es la necesidad de confluencia para integrar un discurso ambiental real, útil y honesto entre todos los colectivos que están por cambiar el sistema. Si solamente tenemos cinco años, por favor, quienes habéis pensado este manifiesto, empezad también a juntar-nos, a proponer espacios, plataformas, es imperativo…”
En una situación tan difícil como la actual, y en la que al mismo tiempo —en nuestro país y en otros lugares— parecen abrirse ventanas de oportunidad políticas insospechadas hace pocos años, mucha gente se pregunta por el “qué hacer”.
El objetivo de nuestra iniciativa no era crear ninguna estructura nueva, en el sentido de estructura “pesada”: ningún nuevo grupo ecologista, ninguna nueva asociación vecinal que plantee una nueva ciudad o pueblo en transición, ninguna nueva plataforma política… Pretendíamos una incidencia transversal (como la que de hecho está teniendo lugar) en el movido panorama político actual. Y esto sólo puede ser un paso en un largo camino.
Tenemos estructuras que funcionan ya más o menos bien: cuando existen, parece más productivo trabajar desde ellas. Entre los redactores del manifiesto están personas que militan en EQUO, en Izquierda Anticapitalista, en PODEMOS, en Izquierda Unida, enVéspera de Nada, en Ecologistas en Acción, en el Oil Crash Observatory, en AEREN, en el Instituto de Transición Rompe el Círculo, etc. Pero no tendría sentido hacer una lista de esta clase de colectivos y decir: ¡afíliate a alguno de ellos! (Entre otras razones, porque un consejo así sólo se podría dar en forma de “asesoría personalizada”, conociendo a la persona en concreto y su entorno en concreto.) Lo único que cabe decir aquí es: mira a tu alrededor, averigua qué personas y grupos —en tu comarca, tu ciudad o tu pueblo— están trabajando con una orientación cercana a la del manifiesto, y considera seriamente si tiene sentido sumarte a ese esfuerzo.
El segundo paso será la construcción de confluencias, el trabajo para lograr iniciativas muy amplias e inclusivas: las hoy exiguas minorías conscientes de la situación tienen que hacerse visibles para sectores sociales mucho más amplios. Hemos intentado que nuestro manifiesto sirva para esa tarea, y —conviene repetirlo— lo consideramos sólo como un esfuerzo inicial que requiere continuación.
La tarea ante nosotros es inmensa. A nadie se le escapa la dificultad enorme que entraña lograr que la sociedad mire hacia ese abismo que tiene delante de los ojos, el abismo que nosotros evocamos en el manifiesto, y hacia el que en general nadie quiere mirar. No solamente hay negacionismo en lo referente al calentamiento climático: aún más extendido se halla un negacionismo frente a los límites biofísicos al crecimiento, y las drásticas consecuencias que tendrá en el siglo XXI el choque de las sociedades industriales contra estos límites.
El trabajo político y cultural que hay por delante (en el que la mayoría de nosotros/as llevamos ya muchos años) es enorme… Creo hablar en nombre de mis compañeras y compañeros, redactores del manifiesto, si afirmo: nosotros vamos a seguir luchando en ese combate

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