TTIP
Frenemos las negociaciones del Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP) entre la Unión Europea y Estados Unidos porque intensificará las privatizaciones, ahondará en recortes sociales y pérdida de derechos laborales, y perpetuará la crisis ambiental.
¿Qué regulara
el TTIP?
Dado que los aranceles entre la UE y EE UU son ya muy bajos
el tratado se centra en la eliminación de leyes a ambos lados del Atlántico con
el fin de reducir costes para las multinacionales. Así, el TTIP puede
desembocar en la supresión de regulaciones sociales, laborales, ambientales o
de seguridad alimentaria y sanitaria y suponer una merma en las libertades
digitales.
Un capítulo especialmente polémico es el de la protección de
las inversiones, por la cual cualquier inversor privado internacional puede
desafiar, ante tribunales comerciales antidemocráticos y poco transparentes, cualquier
legislación (ambiental, laboral o social) que interfiera con sus beneficios. Por
ejemplo, una moratoria al fracking (técnica muy contaminante de extracción de
gas o petróleo) o una regulación sanitaria para prohibir el uso de sustancias
tóxicas pueden ser objetos de demandas.
Si es tan preocupante…¿por
qué no hay debate social?
No hay debate porque el TTIP se está negociando en la
sombra. Tras varias rondas de negociación la transparencia y la comunicación
con la sociedad civil ha sido nula. Los únicos documentos que se conocen se
deben a filtraciones. Ambas potencias se han comprometido a no publicar los
documentos relacionados con las negociaciones durante 30 años. En septiembre de
2014, la Comisión Europea ha prohibido una Iniciativa Legislativa Popular
Europea que invitaba a rechazar las negociaciones. La única consulta realizada,
sobre la protección de lasinversiones, era lo suficientemente compleja para
dificultar la participación ciudadana y a posteriori, la UE ha amenazado con
rechazar las miles de respuestas críticas que hubo.
En mi dia a dia.. ¿Qué puede
suponer?
La armonización legislativa puede llevar a una
equiparación aún más a la baja de la protección que nos queda, afectando a las
normas de protección social, laboral, de la salud y del medioambiente. Así,
podríamos ver aumentar la producción y la venta de transgénicos, de toxinas o
de sustancias químicas peligrosas (como los alteradores hormonales que causan
cáncer y otras enfermedades). El tratado podría servir para aumentar la vigilancia
cibernética o las penas por compartir archivos en Internet.
En el terreno laboral, estas negociaciones se suman a
las políticas antisindicales de EEUU, que se niega a ratificar convenciones de
la Organización Internacional del Trabajo sobre el derecho a sindicarse, así
como a los ataques de la UE y la troika imponiendo bajadas salariales y normas
laborales más “flexibles”.
En cuanto a las liberalizaciones y privatizaciones, ya
estamos sufriendo sus consecuencias: recortes, despidos, pérdida de derechos y
de calidad de los servicios, poniéndose la rentabilidad económica por encima de
todo, lo que genera mayores cargas para las mujeres y las personas con menos
recursos económicos.
Y como gota que colma el vaso con los mecanismos de
protección de las inversiones, maniatarían cualquier política de futuro
destinada a proteger a la ciudadanía.
Y sin TTIP.. ¿Hay
alternativas a la crisis?
Toda salida justa y sostenible a la crisis sólo puede
pasar por el reparto de la riqueza y del trabajo asalariado y doméstico,
atenerse a los límites del planeta y poner la justicia social, la igualdad, el
cuidado de la vida y de las personas en el centro de cualquier política
pública. Algunas de estas propuestas se han concretado en el Mandato Alternativo
de Comercio (www.alternativetrademandate.org).
Esto es justo lo contrario de lo que propone el TTIP,
que concentrará aún mayor poder político y económico en las multinacionales en
detrimento de nuestros derechos sociales, laborales y civiles. Un verdadero
asalto a la ya muy maltrecha “democracia”.
Con todo esto…¿Qué podemos hacer?
En primer lugar es necesario forzar al poder político
a sacar las negociaciones de la trastienda y obligar a que haya un debate
público sobre el modelo de economía que necesitamos.
En segundo lugar, unir las diferentes iniciativas
sociales para impedir las negociaciones del Tratado Transatlántico de Comercio
e Inversiones. De hecho, varios sectores de la sociedad -organizaciones de
consumidores, grupos ecologistas y feministas, sindicatos y diferentes
asociaciones de ámbitos tan dispares como los derechos humanos, la cultura
libre o el comercio justo- nos hemos organizado para confrontar esta vuelta de
tuerca en el aumento del poder de las grandes empresas. Ya existen plataformas
locales en diferentes ciudades, coordinadasen una Campaña estatal
(noalttip.blogspot.com.es).
Y sobre todo, seguir defendiendo los servicios
públicos, la democracia directa y participativa, la gestión colectiva y sostenible
del planeta, la economía ecológica y feminista basada en los cuidados y la vida
frente al poder corporativo.
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