Buscando exoplanetas con 40 kilos en el bolsillo
"Recuerda mirar arriba, a las estrellas, y no abajo, a
tus pies" con esta frase, toda una eminencia científica como Stephen
Hawking nos invitaba a buscar la posibilidad de colonizar otros planetas, dando
por hecho que la vida en nuestro planeta Tierra tal y como la entendemos hoy,
será muy difícil de mantener en el futuro.¿ Buscar otros planetas donde poder
salvaguardar la especie humana? ¿A esto es a lo único que podemos aspirar? y
¿Cuánto tiempo nos queda? Si nos atenemos a los datos de pérdida de
biodiversidad planetaria y a cómo han evolucionado en las últimas décadas
ciertamente poco. Quisimos, y logramos,
colocarnos en la cúspide de la pirámide alimentaria dominándolo todo. Pero sin
la base de esa misma pirámide de la que participan bacterias, hongos, insectos,
plantas, herbívoros y carnívoros, alimentados por el sol, el agua, la tierra y
el aire, nosotras no somos nadie. Y si seguimos pensando que como dominadoras
de la naturaleza y que con nuestra ciencia y tecnología, podemos prescindir de
ella, seguiremos en la misma mentira y comprobaremos como algunos de los
escenarios más truculentos de la ciencia ficción se transforman en realidad
aplastante.
Hasta ahora en los guiones de ciencia ficción los
extraterrestres nos invadían en busca de nuevos recursos necesarios para su
subsistencia, tras haber agotado los de su planeta propio. Parece que ahora los
términos han cambiado y somos nosotros los humanos los que tenemos que
buscarnos la vida en “otros mundos” anticipándonos al colapso provocado por el
agotamiento de los recursos, el cambio climático, y la colmatación del gran
vertedero de basura en el que hemos convertido nuestro planeta. En otros
imaginarios, también de ciencia ficción pero mucho más cercanos y reales, los
restos de la especie se matan por recursos como los combustibles, el agua y la
comida, en un ambiente absolutamente demencial y catastrófico, después de
guerras o enormes desastres naturales, globales
Si tras la puesta en marcha de la revolución industrial,
apoyada en la ciencia y las nuevas tecnologías que surgían (por entonces en
un “mundo lleno” de recursos ), y en la
revolución verde, que con las mismas herramientas, fue capaz de aportar la
suficiente mano de obra barata para que el sistema capitalista se pusiera a
funcionar ,y si los propósitos altruistas, así nos lo han vendido los libros de
historia, de ambas revoluciones se hubieran cumplido; ciencia y tecnología a
disposición de la humanidad para garantizar alimentación y progreso para todas
las personas que habitan el planeta. Y si además esa tecnología no hubiera
ignorado los limites biofísicos (marcados precisamente por la ciencia) que
nunca debimos traspasar, a estas alturas no estaríamos debatiendo si la única
salida que nos queda es emigrar a otros planetas, o si por contra el único
sistema económico imperante e impuesto, el capitalismo, es también la
herramienta con la que tenemos que desandar todos los pasos que nos han
colocado al borde del colapso ecosistémico y social
Nos enfrentamos a gravísimos problemas medioambientales,
sociales y económicos (intrínsecamente relacionados unos con otros), provocados
por formas de producir que solo buscan el enriquecimiento de muy pocos, ¿con
herramientas diseñadas por el mismo sistema?.
en cualquier lógica esto es una contradicción Por eso el termino sostenibilidad,
fagocitado en estos últimos años por el capitalismo, se ha convertido en la
excusa perfecta para poder seguir creciendo en un mundo cada día más
tecnológico y por lo tanto mucho más dependiente de esa tecnología y de los
recursos que la posibilitan. Si desde el
comienzo de la era industrial y
hasta ahora (breve espacio en la
historia de la humanidad e irrelevante casi en esa escala de tiempo planetario)
hemos sido absolutamente dependientes en todos los ámbitos de los recursos minerales fósiles acumulados
durante millones de años y por lo tanto irrepetibles, convirtiéndonos así en
detritívoros, (definición acertadísima de Manuel Casal Lodeiro) ahora nos vemos atrapadas además por ese
nueva tecnología, que nos convierte en tecno dependientes, y a la cual no
queremos renunciar Y a consta precisamente de mantener ese mundo tecnológico,
se acelera el proceso destructivo de la base fundamental para el sustento de
nuestra vida y la de las otras especies, la Biosfera, el lugar que nos ha
permitido llegar hasta aquí (hasta este punto de nuestra historia) y que
demuestra nuestra absoluta ecodependencia.
Nuestra tecnología particular, la de nuestro smartphone nos
permite comprar y vender de todo,
acceder al banco, controlar la domótica del hogar, de la granja, del regadío…
controlar la “vida” de otras, mientras otras controlan la nuestra, buscar billetes “low-cost”(altísimo coste
para el Planeta) para seguir expandiendo la gentrificación, conocer nuestra
ubicación (como si fuéramos tontos) En
fin, infinitas aplicaciones (tantas como “emprendedores” que las diseñan
empeñados en hacernos la vida mas fácil
¿?), incluida esa que tanto gusta, la de predecir el tiempo ¿el tiempo?
¿el de aquí a siete días, no? y el del
lugar en el que residimos o al cual nos vamos a desplazar. Porque si de verdad
nos importaran las condiciones atmosféricas que vamos a tener que soportar de
ahora en adelante, y todas las consecuencias que provocaran (descritas por
miles de científicos y definitivamente reconocidas) estaríamos reclamando una
verdadera revolución, pero esta vez ecológica
Algunos datos necesarios para saber lo que tenemos entre las
manos; un móvil de apenas 80 gramos tiene una mochila ecológica de 44,4 kgr
(¿te imaginas llevando 44 kilos en el bolsillo?); muchos de sus componentes, insustituibles son
considerados minerales de sangre por sus condiciones de extracción ( muertes y
enfermedades, ínfimas condiciones de seguridad, explotación infantil, guerras)
Al año se necesita excavar y procesar mas de 450 millones de toneladas de rocas
para extraer 226.000 toneladas de materiales A estos materiales se suman las
toneladas de agua, químicos y combustibles utilizados en las fases de
producción Desde 2007 se han producido mas de 7000 millones de teléfonos
inteligentes.[1]
Tecnología (autista) que construye imaginarios ficticios, que
nos ocultan nuestra verdadera ecodependencia
Naturaleza ignorada, aplastada y
exprimida puesta a nuestro servicio en un pantalla
Olvídate de las estrellas y mira a tus pies, a la tierra que
pisas y te dio la vida. Levanta la vista de la pantalla, de esa irrealidad
atrapada en una nube y disfruta de lo que todavía podemos hacer por nuestro
futuro y por el del resto de las especies que habitan Gaia, irrepetible en
cualquier galaxia.
Cesar Perez Ostale
[1] Datos
obtenidos del informe “La cara oculta de la sociedad de la información..”
Fernando Tucho Fernandez, Miguel Vicente Mariño, Jose Maria Garcia De Madariaga
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