FORMACION NECESARIA Y OBLIGATORIA
El abismal salto cuantitativo y no cualitativo,
en la producción de alimentos, provocado por la aparición de los insumos
químicos, que sustituían a miles de años de aportes orgánicos, y a la ingente
cantidad de insecticidas y herbicidas necesarios para su "correcto
desarrollo" colocan al sistema agroalimentario industrial en los primeros
puestos del génesis del colapso ecosistémico antropogénico.
El campesino convertido desde ese momento
en agricultor, asesorado y tutelado - cuando no coaccionado, engañado, o
amenazado - se convirtió en el peón necesario para la transformación que los
lobbies del sector petroquímico proponían, bajo la altruista promesa de
terminar con el hambre en el mundo ¿?
Tras comprobar las dependencias generadas
por la aparición de la química- (en la actualidad se ha multiplicado hasta por
4 la cantidad de insumos, insecticidas y herbicidas que el agricultor tiene que
aplicar en la misma tierra, para los mismos cultivos y con menores
rendimientos) y de las semillas hibridas F1 y los OMG y el escaso aumento de
rentabilidad de los monocultivos, mientras los niveles de perdida de fertilidad
del suelo, pérdida de biodiversidad vegetal y animal, envenenamiento por
sustancias químicas de acuíferos ríos y mares, no han hecho sino aumentar al
tiempo que el agricultor perdía soberanía Y a pesar, de que cada día aparecen
informes sobre la peligrosidad para la salud humana de productos tan utilizados
en el sector como el glifosato o los clorpirifos ,en las cooperativas
agrícolas, donde se proveen de estas sustancias los agricultores no
existe ni formación ni conciencia suficiente para ofrecer otro tipo de
soluciones a los problemas generados por el uso de la química. Pese a que
la legislación vigente exige al agricultor la realización de un curso sobre la
aplicación de fitosanitarios, y el vendedor solo puede vender a quien posee el
carnet, esta normativa no a ofrecido ningún beneficio al bienestar
ecosistémico. El agricultor asesorado por los vendedores, o influenciado por
las prácticas de sus vecinos, sigue utilizando productos químicos clasificados
como veneno (por eso los compran para matar insectos u otras plantas) de forma
indiscriminada y gratuita, sin considerar el daño al bien común que ocasionan.
Como cuando rocían de glifosato los caminos para limpiarlos de lo que ellos
denominan malas hierbas, sin entrar en consideraciones sobre distancias y
márgenes de seguridad con fuentes de agua, por ejemplo
Sobre la falta de control por parte de las
administraciones, sobre los Codigos de Buenas Practicas Agrarias, y los
cursos para aplicación de fitosanitarios hay mucho que escribir pues suponen
auténticos coladeros por donde el veneno fluye. Pero si las personas que
trabajan de primera mano con el agricultor reciben la formación adecuada ,para
la practica de una agricultura de ciclo cerrado absolutamente respetuosa con el
medio ambiente ,posiblemente las cosas comenzarían a cambiar. Las Cooperativas
Agrícolas no solo deben estar al servicio de la industria petroquímica,
son sus comerciales, y del agricultor, también son responsables del cuidado del
medio ambiente del cual son absolutamente dependientes.
Ya ha pasado el tiempo de creer en las
soluciones químicas a corto plazo con desastrosos resultados para el medio
ambiente y la salud humana. El desarrollo de la Agroecología como ciencia, dota
al agricultor responsable de herramientas suficientes para garantizar
rendimientos óptimos a largo plazo, le libra de dependencias, y aumenta su
resiliencia y soberania.
El modelo de explotación agrícola que se
enseña en las instituciones oficiales esta al servicio de la
industria-agroalimentaria y esta, como hemos dicho es responsable en gran
medida del cambio climático y el colapso ecosistémico
Es absolutamente imprescindible cambiar este
modelo de producción de alimentos El
papel que deben de desarrollar las cooperativas agrícolas en este cambio será fundamental, pero para eso
se requerirá de una formación especifica
que a día de hoy no existe.
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